Tenía pensado publicar un post sobre los talleres pero he decidido dejarlo para más adelante. Todo esto de la inauguración de la tienda ha revuelto un poco mis recuerdos y ha hecho que tenga muy presentes a quienes me iniciaron en esto de las labores y que, precisamente hoy, tenga la necesidad de hablar de mi tía Juana.
Parece que la estoy viendo entrar en el salón con una bolsa de plástico pequeña, de esas de farmacia, con un ovillo de hilo, una aguja y sentarse a hacer ganchillo. Era lo normal. Y mientras los demás jugaban o se iban con la bici, yo me quedaba con ella, con mi abuela y con "mi labor". Mi abuela refunfuñaba mucho pero mi tía solía estar siempre de buen humor. Me ayudaba a contar, me hacía deshacer cuando me confundía, me enseñó a hacer el anillo mágico sin llamarlo anillo mágico. Creo que fue ella la que me regaló mi primera aguja. ¡Cuánto añoro esos ratos!
Murió de cáncer hace ahora tres años y la echo mucho de menos. Estoy segura de que aún si estuviera aquí más de una tarde se habría venido a la tienda y alrededor de la mesa camilla hubiéramos echado el rato ... hablando y tejiendo.
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