Hola a todos, creo que lo correcto es comenzar presentándome: Me llamo Elena y estoy detrás de "L de Lana".
Desde que tengo uso de razón me recuerdo con una labor en la mano. Igual pensáis que lo digo por decir, por eso de vender lo que uno hace, pero en mi caso es verdad. Mi infancia está marcada por tres sonidos: el tictictic de las agujas cuando mi madre hacía punto (era una máquina), el que hacía la lana al deshacer un trozo mal hecho (¿a qué sabéis a cuál me refiero?) y el que hacía la bolsa en la que mi abuela guardaba el ovillo al sacar más hilo.
Sobra decir que mi familia era una de esas en las que las niñas hacían labores y los niños no (bueno, los niños y mi hermana, a la que tuvieron que dejar por imposible). Imaginaos esas eternas tardes de verano en el pueblo, mi abuela y yo sentadas en el portal, aguja en mano, cadeneta va, cadeneta viene. Lo que no recuerdo es haber terminado nada, ¿será porque deshacía más que hacía?.
Mi madre sólo hacía punto. Lo hacía porque le gustaba, y nos enseñó porque le gustaba. Lo mismo le daban jerseys de bebé que los jerseys enormes que se llevaban cuando yo era adolescente y que más que jerseys eran serones. Hizo que me gustara esto de tejer (o ahora en su versión moderna "el knitting") casi sin darme cuenta.
También es verdad que he pasado por épocas en las que he renegado de todo, de agujas, de hilos, de telas. No las quería ver ni en pintura. Pero al final siempre he vuelto.
Cuando me planteé el montar algo tuve claro que tenía que ser "L de Lana". Tras meses de esfuerzo "L de Lana" es ya una realidad y aquí me encontraréis para cualquier cosa que necesitéis (y os pueda ayudar, claro, que todo hay que decirlo).
ELENA